La ira de los dioses comenzó a crecer e hizo a la tierra temblar. Avalanchas cayeron de las montañas más altas, volcanes dormidos despertaron, mares se elevaron, suelos se partieron y criaturas olvidadas tiempo atrás salieron de sus escondites. La furia arrasó con los reinos de los hombres, destruyó fortalezas y extinguió razas enteras. Los dioses no estaban sólo coléricos, estaban además cansados. Hartos de luchar en vano contra la estupidez.
Este relato participa en la iniciativa 5 líneas de junio.